Artenatur: Un viaje a la historia de las casas cueva de Gran Canaria

Enclavado en el corazón de Gran Canaria, Artenara se erige como un testimonio viviente de la historia, la identidad y la cultura de la isla. Este pintoresco municipio, el más alto de Gran Canaria con una altitud que supera los 1.200 metros sobre el nivel del mar, es célebre por su tranquilidad, su espectacular entorno natural y, sobre todo, por sus casas cueva. Estas singulares viviendas, excavadas directamente en la roca volcánica, han servido de hogar a generaciones de habitantes. Más que simples estructuras arquitectónicas, representan un estilo de vida en sintonía con la naturaleza y una adaptación ingeniosa al entorno.

Hoy en día, las casas cueva son una de las principales atracciones del turismo rural en Gran Canaria, atrayendo a viajeros que buscan una experiencia auténtica, alejada del bullicio de las zonas más turísticas de la isla. En un mundo cada vez más globalizado y urbanizado, estas viviendas ofrecen un refugio de calma, historia y conexión con lo esencial.

Orígenes de las casas cueva

La tradición de habitar cuevas en Gran Canaria se remonta a la época prehispánica, cuando los antiguos canarios, conocidos como guanches en otras islas, encontraron en las formaciones volcánicas naturales un refugio perfecto. Las cuevas proporcionaban seguridad, aislamiento térmico y protección frente a los vientos y temperaturas extremas. En lugar de levantar viviendas sobre el terreno, los aborígenes optaban por excavar en la roca, aprovechando las condiciones geológicas del territorio.

Estas viviendas fueron utilizadas como hogares, almacenes, lugares ceremoniales e incluso necrópolis. La cultura troglodita, lejos de ser primitiva, era una solución arquitectónica funcional y eficiente, adaptada al medio natural de la isla. Esta tradición ha perdurado a lo largo de los siglos, evolucionando con el tiempo sin perder su esencia.

Evolución y adaptación al presente

A lo largo de los siglos, las casas cueva han sido modificadas y mejoradas, incorporando elementos de la arquitectura popular canaria como puertas y ventanas de madera, patios al aire libre, cocinas y sistemas de ventilación. En tiempos recientes, muchas de estas cuevas han sido restauradas para ofrecer alojamiento turístico, combinando la rusticidad de la roca con las comodidades modernas.

Una de las características más destacadas de estas casas es su temperatura interior constante, que se mantiene entre los 17 y 20 grados centígrados durante todo el año. Esta cualidad las convierte en un refugio ideal tanto en los meses calurosos como en los más fríos, reduciendo la necesidad de climatización artificial y haciéndolas energéticamente eficientes.

Artenatur: conservar y compartir la tradición

En este contexto nace Artenatur, una empresa familiar que ha apostado por rescatar, preservar y poner en valor el patrimonio arquitectónico de las casas cueva de Artenara. Su propuesta combina turismo, sostenibilidad y cultura, ofreciendo a los visitantes una experiencia única en un entorno inigualable.

Artenatur ha rehabilitado varias casas cueva, manteniendo la autenticidad de cada vivienda pero adaptándola a las necesidades del viajero moderno. Entre sus alojamientos destacan:

  • Casa-Cueva El Caidero: Con capacidad para seis personas, se sitúa en el Diseminado El Caidero y cuenta con piscina privada. Ideal para familias o grupos que buscan privacidad y vistas espectaculares.

  • Casa-Cueva Las Margaritas: Ubicada en el barrio Las Arbejas, ofrece alojamiento para cuatro personas. Comparte piscina con la cercana Casa-Cueva El Mimo, lo que la convierte en una opción excelente para vacaciones compartidas entre amigos.

  • Casa-Cueva El Mimo: También en Las Arbejas, tiene capacidad para cuatro personas. Su diseño combina calidez y funcionalidad.

  • Casa-Cueva El Pastor: En la Finca El Lavadero, en Camino al Toril. Puede albergar hasta cinco personas y dispone de dos baños, ideal para estancias más prolongadas.

  • Casa-Cueva El Molino: Situada en el mismo centro de Artenara, es perfecta para quienes desean estar cerca de tiendas, restaurantes y servicios básicos, sin renunciar al encanto de una cueva tradicional.

Vivir la experiencia: turismo rural auténtico

Alojarse en una casa cueva no es simplemente pasar la noche en un lugar diferente. Es vivir una experiencia inmersiva en la historia y la cultura local. La sensación de tranquilidad, el silencio envolvente de la roca, las vistas abiertas a los barrancos y montañas… todo invita a la introspección y a la conexión con la naturaleza.

Las casas cueva son especialmente valoradas por quienes desean alejarse del turismo convencional y apostar por experiencias más personales y significativas. En un entorno tan privilegiado como Artenara, cada despertar se convierte en un regalo.

Compromiso con la sostenibilidad

Artenatur no solo ofrece alojamiento: también promueve la conservación del patrimonio y el respeto al entorno. Las restauraciones se realizan siguiendo técnicas tradicionales y empleando materiales locales. Esto no solo garantiza la autenticidad arquitectónica, sino que también contribuye al desarrollo económico y cultural del municipio.

El compromiso con la sostenibilidad incluye además la gestión eficiente de los recursos, el uso de energías renovables cuando es posible, y el fomento de prácticas responsables entre los visitantes.

Naturaleza y actividades al aire libre

Artenara es una puerta abierta al esplendor natural de Gran Canaria. Desde aquí es posible acceder a rutas de senderismo que cruzan el Parque Natural de Tamadaba, con sus bosques de pino canario y miradores de vértigo. Los más aventureros pueden acercarse al Roque Nublo, una de las formaciones geológicas más emblemáticas de la isla y símbolo del paisaje grancanario.

También es un lugar ideal para la observación astronómica. Gracias a su altitud y la escasa contaminación lumínica, Artenara ofrece cielos estrellados impresionantes, lo que ha convertido al municipio en un destino popular para los amantes de la astronomía.

Gastronomía local: sabores con historia

Ninguna visita estaría completa sin probar la gastronomía típica de Artenara. Platos como el potaje de berros, las papas arrugadas con mojo, el gofio escaldado y el queso de flor reflejan la riqueza culinaria de la isla. Muchos de estos productos provienen de fincas locales, lo que garantiza su frescura y sabor.

Los pequeños restaurantes familiares del municipio ofrecen menús caseros que permiten degustar la cocina canaria en su forma más auténtica, con recetas que se han transmitido de generación en generación.

Patrimonio cultural: una historia que sigue viva

Además de su entorno natural, Artenara posee un notable patrimonio cultural. El Museo Etnográfico Casas Cuevas permite conocer en profundidad cómo vivían los antiguos habitantes de la isla. En sus salas se pueden ver herramientas tradicionales, mobiliario original y representaciones de la vida cotidiana dentro de una cueva.

La iglesia de San Matías, el mirador de Unamuno, y diversos talleres artesanales completan la oferta cultural de un municipio que ha sabido conservar sus raíces sin renunciar al progreso.

Cómo llegar y reservar tu estancia

Artenara está conectada con Las Palmas de Gran Canaria por carretera, con un trayecto de aproximadamente una hora que ofrece paisajes espectaculares. El camino asciende desde la costa hacia las cumbres, revelando vistas de barrancos, pinares y el océano Atlántico.

Para quienes deseen vivir esta experiencia única, las reservas se pueden realizar directamente a través de la página web de Artenatur, donde también se encuentran detalles de cada propiedad, disponibilidad y precios.


Artenara y sus casas cueva no son solo un destino turístico, sino una forma de reconectar con la tierra, la historia y la autenticidad. A través de iniciativas como Artenatur, esta tradición milenaria sigue viva, adaptándose al presente sin perder su alma. Quienes deciden alojarse en una casa cueva descubren que, a veces, las experiencias más memorables están ocultas bajo la superficie.

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